Por qué deberías ir a terapia (sí, vos, chabón)
Hablemos sin vueltas sobre salud mental masculina y por qué ir a terapia no es de débiles, es de inteligentes.
Voy a decir algo que sé que va a hacer que algunos cierren esto al toque: todos deberíamos ir a terapia. Y especialmente nosotros, los pibes. Sí, ya sé, suena a discurso de Instagram, pero dejame explicarte por qué de verdad creo esto.
El tema con nosotros los hombres
Crecimos con ese verso de "los hombres no lloran", "bancátela", "no seas débil". Y aunque nadie te lo diga tan directamente ahora, ese chip está ahí. Te lo grabaron desde pibe y es difícil sacárselo de encima.
Entonces cuando te sentís mal, cuando estás ansioso, cuando algo te pesa, ¿qué hacés? Te lo guardás. "No es para tanto", te decís. "Ya se me va a pasar". Y mientras tanto te vas comiendo todo por dentro.
La realidad es que pedir ayuda no es de cagones. Aguantarse todo solo tampoco te hace más hombre. Simplemente te hace alguien que está lidiando con mierda pesada sin herramientas para procesarla.
Por qué empecé a ir
No voy a mentir, al principio me daba cosa. ¿Ir a contarle mis problemas a un extraño? ¿Pagar para hablar? Sonaba raro. Además, no sentía que estuviera "tan mal" como para necesitar terapia.
Pero ese es el tema: no tenés que estar al borde del precipicio para ir. No tenés que tener un diagnóstico o haber tocado fondo. Podés simplemente estar... medio perdido. Medio cansado. Medio sin ganas de nada. Y eso ya es suficiente.
Arranqué porque un día me di cuenta que pasaba más tiempo sintiéndome como el orto que bien. Y pensé, si me doliera una muela hace meses, ya hubiera ido al dentista. ¿Por qué con la cabeza no?
Qué pasa realmente en terapia
No es como en las películas. No te acostás en un diván mientras alguien toma notas y te pregunta por tu infancia (bueno, a veces sí te pregunta por tu infancia, pero no es tan dramático).
Es más como... una conversación con alguien que sabe escuchar. Alguien que no te juzga, que no te dice "mirá que hay gente peor", que no te apura ni te dice qué hacer con tu vida.
Te hace preguntas que te hacen pensar. Te ayuda a ver patrones que vos solo no ves. Te da herramientas para lidiar con las cosas que te pesan. Y sobre todo, es un espacio donde podés ser honesto sin filtro.
Las cosas que entendí yendo a terapia
Que está bien no estar bien. Suena obvio dicho así, pero cuando lo vivís es otra cosa. No tenés que andar con una sonrisa todo el tiempo ni fingir que todo está bárbaro.
Que hablar de lo que te pasa no lo hace más real o más grave. De hecho, al contrario. Guardártelo todo es lo que lo hace peor. Ponerlo en palabras le saca peso.
Que muchas de las cosas con las que lidiás no son "normales" de la vida adulta. Ese cansancio constante, esa ansiedad, ese vacío, no son "así es la vida". Son señales de que algo no está bien y se puede trabajar.
Que no tenés que resolver todo solo. Esa idea de ser autosuficiente emocionalmente es una mentira que nos vendieron. Los humanos necesitamos apoyo, todos.
La salud mental no es un lujo
Hoy en día todo el mundo habla de salud mental en redes, pero es raro porque a la vez sigue habiendo tremendo tabú. Sobre todo entre hombres.
Decir que vas al gym está bien visto. Decir que vas a terapia todavía genera incomodidad. Y no tiene sentido. Estás cuidando tu cabeza igual que cuidas tu cuerpo.
La salud mental no es algo de lo que ocuparte "cuando estés mal". Es algo que tenés que cuidar siempre, como cualquier otra parte de vos. No esperás a tener un infarto para empezar a cuidar tu corazón, ¿no?
"Pero es caro"
Sí, la terapia puede ser cara. No voy a negarlo. Pero también hay opciones más accesibles. Hospitales públicos tienen servicio de salud mental, hay centros comunitarios, hay terapeutas que trabajan con escala de precios según lo que puedas pagar.
Y sí, a veces implica priorizar. Gastar en terapia en lugar de en otra cosa. Pero honestamente, ¿qué es más importante que estar bien mentalmente? No es egoísta invertir en tu salud.
Si podés pagar Netflix, salir a tomar birras, o cualquier otro gasto regular, podés considerar la terapia. Es cuestión de prioridades.
Lo que cambió en mí
No fue mágico ni inmediato. No salí de la primera sesión siendo otra persona. Pero de a poco, las cosas empezaron a cambiar.
Ahora entiendo mejor por qué reacciono como reacciono. Puedo identificar cuando estoy ansioso antes de que me consuma. Sé poner límites sin sentirme culpable. Puedo hablar de lo que me pasa sin sentir que estoy siendo dramático.
No significa que esté "curado" o que no tenga días de mierda. Los tengo. Pero ahora tengo herramientas para lidiar con eso. Y eso hace toda la diferencia.
El estigma que nos mata
Literal, nos mata. Los índices de suicidio en hombres son altísimos. ¿Por qué? Porque nos bancamos todo hasta que no damos más. Porque no pedimos ayuda. Porque nos creímos ese cuento de que tenemos que ser fuertes siempre.
Y esto no es un ataque. Es un llamado de atención. Si seguimos con esta mentalidad de que "los hombres no van a terapia", vamos a seguir perdiendo amigos, hermanos, conocidos que podrían haber estado acá si hubieran pedido ayuda.
No es débil ir a terapia. Es inteligente. Es valiente, incluso. Porque significa que estás enfrentando tu mierda en lugar de ignorarla.
Cómo arrancar
Si estás considerando ir, hacelo. No esperes a "estar peor" o a "necesitarlo de verdad". Ese momento es ahora.
Buscá psicólogos en tu zona. Llamá, mandá un mensaje. La primera consulta no te compromete a nada. Podés probar con uno y si no te copa, probar con otro. Es normal, no todos conectan con todos.
Hablá con tu obra social o prepaga sobre cobertura. Buscá en redes grupos de tu ciudad donde compartan info sobre terapeutas accesibles. Preguntá a amigos si conocen a alguien (sí, hay más gente yendo de la que pensás).
Y si te da cosa al principio, está bien. A todos nos da cosa. Pero vas a ver que una vez que arrancás, te vas a preguntar por qué no lo hiciste antes.
Para cerrar
No estoy diciendo que la terapia soluciona todo. No es magia. Requiere laburo, honestidad, tiempo. Pero es una de las mejores cosas que podés hacer por vos.
Especialmente si sos hombre y creciste con toda esa mierda de "no expresar emociones", la terapia puede ser el espacio que nunca tuviste para simplemente ser honesto sobre cómo te sentís.
Tu salud mental importa. No es algo secundario ni algo de lo que ocuparte "después". Es ahora. Vos importás ahora, no cuando estés peor.
Y si estás leyendo esto y estás en un lugar oscuro, por favor, pedí ayuda. Hablá con alguien. Llamá a una línea de ayuda. Andá a terapia. No lo hagas solo.
Cuidate. Posta.
Líneas de ayuda en Argentina:
- Centro de Asistencia al Suicida: 135 (todo el país)
- Salud Mental Responde: 0800-333-1665