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KISS: el principio que me salvó de mi peor enemigo (yo mismo sobrecomplicando todo)

Sobre un principio que aprendí estudiando programación y cambió cómo vivo: las mejores soluciones no son las más complicadas, son las más fáciles de entender

Escrito por Nacho el 27 de octubre de 2025

Hace un tiempo aprendí un principio en programación que se llama KISS: "Keep It Simple, Stupid". Básicamente significa "hacelo simple, boludo". Y aunque lo aprendí escribiendo código, terminó cambiándome la forma de vivir.

Porque resulta que sobrecomplicar las cosas no es solo un problema cuando programás. Es un problema en todo.

Cómo empezó todo esto

Cuando arrancás a aprender algo nuevo, querés demostrar que sabés. Querés hacer todo re elaborado, re complejo, re "profesional". En programación, yo escribía códigos súper rebuscados tratando de verme inteligente.

Hasta que un día alguien me dije a mi mismo: "¿Por qué mierda lo hiciste tan complicado? Esto se puede hacer en tres pasos".

Y tenía razón. Había usado veinte pasos cuando tres alcanzaban. ¿Por qué? Porque pensaba que "complejo" era mejor que "simple". Que si era fácil de entender, no era lo suficientemente bueno.

Estaba completamente equivocado.

La lección que me cambió todo

La mejor solución no es la más complicada. Es la más simple que funciona.

Suena obvio, pero no lo es. Todos tenemos esta tendencia a complicar las cosas. Como si la complejidad le diera más valor a lo que hacemos.

Pero no. La complejidad solo hace todo más difícil. Más difícil de entender, más difícil de arreglar cuando se rompe, más difícil de explicar.

Simple es mejor. Siempre.

Cómo me complicaba las cosas antes

En las relaciones

Me hacía mil películas. "¿Qué habrá querido decir con eso?" "¿Por qué no me respondió todavía?" "Capaz está enojado, o capaz está ocupado, o capaz..."

Me inventaba escenarios, analizaba cada palabra, buscaba significados ocultos donde no había ninguno. Me complicaba la vida al pedo.

La realidad era simple: si alguien quiere hablar con vos, habla. Si no te responde, está ocupado o no le importa tanto. No hay que buscarle cinco vueltas.

Con los problemas

Veía un problema y ya estaba pensando en todos los problemas secundarios que podría causar, y los problemas de esos problemas, y así hasta el infinito.

Me ahogaba en complejidad antes de siquiera intentar resolver el problema original.

Cuando muchas veces la solución era obvia. Estaba ahí, simple, clara. Pero yo la descartaba porque "no puede ser tan fácil".

En la comunicación

Escribía mensajes eternos. Mensajes de cinco párrafos cuando dos oraciones alcanzaban. Explicaciones con lujo de detalles de cosas que no lo necesitaban.

Pensaba que más palabras = mejor comunicación. Pero es al revés. Mientras más simple y directo, mejor se entiende.

Cómo apliqué KISS a mi vida

Dejé de hacerme películas

Ahora voy con lo que es. Si alguien me dice algo, tomo sus palabras literalmente. No busco significados ocultos ni segundas intenciones.

Si está enojado, lo va a decir. Si tiene un problema conmigo, lo va a plantear. Si no dice nada, no hay nada.

Simple. Me ahorro miles de horas de ansiedad al pedo.

Simplifiqué mis decisiones

Ahora me pregunto: ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Es realmente tan grave?

La mayoría de las veces, lo peor que puede pasar no es tan terrible. Y si no funciona, lo cambio. No es ciencia espacial.

Dejé de paralizar mi vida analizando cada decisión como si fuera vida o muerte. La mayoría no lo son.

Busco la solución obvia primero

Cuando tengo un problema, empiezo por lo obvio. ¿Cuál es la solución más simple? ¿Funciona? Listo.

Si no funciona, paso a la siguiente. Pero al menos intenté lo simple primero.

Antes descartaba las soluciones simples porque "no puede ser tan fácil". Pero muchas veces sí es tan fácil. Nosotros lo complicamos.

Digo las cosas claras

Ya no doy mil vueltas para decir algo. Si tengo que decir algo, lo digo. Claro, directo, sin rodeos.

Es más fácil para mí, es más fácil para el otro. Todos ganamos.

Por qué nos complicamos tanto

Creo que es porque asociamos "simple" con "tonto". Como que si algo es fácil de entender, no vale tanto.

Pero es al revés. Hacer algo simple es más difícil que hacerlo complejo. Cualquiera puede agregar complejidad. Lo difícil es sacar lo innecesario y quedarte con lo esencial.

También creo que nos da miedo admitir que las cosas pueden ser simples. Como si necesitáramos que todo sea complicado para justificar el esfuerzo o el tiempo que le dedicamos.

Pero no. Simple es mejor. Punto.

Las señales de que te estás complicando al pedo

  • Estás analizando el mismo tema hace días y no llegás a ningún lado
  • Ya le pediste opinión a diez personas diferentes
  • Te hiciste todas las películas posibles sobre qué puede pasar
  • La solución obvia te parece "demasiado simple"
  • Estás buscándole cinco vueltas a algo que tiene una vuelta
  • Escribiste un mensaje, lo borraste, lo reescribiste, lo volviste a borrar...

Si te pasa esto, frená. Estás sobrecomplicando.

Cómo empezar a simplificar

Preguntate: ¿Esto se puede hacer más simple?

Antes de hacer algo de forma rebuscada, preguntate si hay una forma más simple. La mayoría de las veces, sí la hay.

Andá con lo obvio primero

La primera solución que se te ocurre, la obvia, probablemente sea la correcta. No la descartes solo porque parece "demasiado fácil".

Decí las cosas claras

Sin mil vueltas. Sin rodeos. Directo al punto. Es más fácil para todos.

No te hagas películas

Si no tenés información, no inventes. Andá con lo que sabés, no con lo que imaginás.

Preguntate: ¿Esto realmente importa?

Muchas cosas por las que te complicás la cabeza no importan tanto. ¿Realmente vale la pena el tiempo y la energía que le estás dedicando?

La paradoja de la simplicidad

Lo irónico es que simplificar es difícil. Requiere claridad mental. Requiere saber qué importa y qué no. Requiere tener la confianza para decir "esto es así, simple".

Es más fácil complicar que simplificar. Por eso la mayoría complica.

Pero los que simplifican, viven mejor. Con menos estrés, menos ansiedad, menos vueltas innecesarias.

Lo que cambió en mi vida

Desde que empecé a aplicar KISS, vivo más tranquilo. Me estreso menos. Decido más rápido. Comunico mejor.

No porque tenga todo resuelto, sino porque dejé de complicarme con cosas que no lo necesitan.

No todo es profundo. No todo tiene una explicación rebuscada. A veces las cosas son exactamente lo que parecen.

Y está bien.

Para cerrar (sin complicarla)

Keep It Simple, Stupid. No es un insulto, es un recordatorio.

Dejá de buscarle cinco vueltas a todo. Dejá de inventar complejidad donde no la hay. Dejá de hacerte películas.

La mayoría de las cosas son más simples de lo que pensás. Y cuando no lo son, probablemente las estés sobrecomplicando vos.

Hacelo simple. Vivís mejor.

Aprendí KISS programando pero terminó aplicando a toda mi vida. Resulta que sobrecomplicar las cosas es mi deporte favorito, y KISS es el recordatorio constante de que no hace falta.